9 de septiembre de 2008

Los Miserables

Todavía recuerdo cuando me enteré, y me sentí tonta, de que se pronunciaba 'yan' y no 'yin-valyin'... ahh... esos webeos mentales. Jean Valjean ha muerto hace unos días, tres para ser exacta. Confieso que me sentí triste, como si mi compañero de viaje hubiese desaparecido, y bueno, fue algo así, ¿no? un personaje que te acompaña todas las noches, algunas mañanas perezosas y otras tardes en que te puedes escapar de la rutina, se convierte en tu compañero, en un mudo testigo de lo que te pasa durante el tiempo que duran sus páginas. Recuerdo cuando empecé el primer tomo. Estaba entusiasmada porque por fin leería al gran Victor Hugo, a ese que me presentaron en un libraco de literatura en algún grado de primaria. La experiencia fue alucinante. No tengo más palabras para describirlo. Aquí una de las partes que más me conmovieron: la muerte de Fantine...




Siento que el libro me dejó una desazón hacia la realidad, el mundo real que vivimos los limeños, no hablemos ya de peruanos porque la vida es totalmente distinta en las provincias (hasta podría decir que el Perú es todo menos Lima). Esa idea de que la sociedad es la única culpable de corromper al hombre, de volverlo miserable... no lo sé. Quizá, como me dice el gato, es solo literatura, y romántica, como le llaman. No dejo de pensar en esa tia miserable que toca el claxon de su movilidad escolar a las seis y media de la madrugada, gritando "¡¡Jessica!! ¡¡Jessica!!", en lugar de bajarse de su lindo carro decorado con un conejo de Nesquik y tocar el timbre de la niña que vive en el quinto piso de mi edificio. También pienso en ese ladrón que me asaltó hace varios años: "conchatumadre dame tu celular, mierda, que te reviento la cabeza"... ¡aaah! estos sí que son miserables, piensan que todo les pertenece, que no existe nadie más a su alrededor. Son nuestros limeños autistas, y ni siquiera, porque los autistas no le hacen daño a nadie a propósito. Y además son genios, (justo acabo de leer en un texto de W. James: mientras más genio, más desequilibrado. Pero eso ya es otro rollo). A lo que voy es que hay limeños bien payasos, bien miserables, que no merecen perdón ni comprensión de nadie porque ni siquiera se dan cuenta de que existe un otro, que habemos personas que necesitamos esa media hora de sueño antes de correr con el reloj de un lado para otro (rica herencia provinciana).
Después de leer Los Miserables, esa palabra ha tomado otro sentido. Miserable ya no es miserable. El miserable de Victor Hugo es uno que tiene historia, que tiene alguna razón para hacer lo que hace. El miserable limeño es cualquier cosa, ni siquiera llega a ser miserable. Es el más miserable de los miserables. Tendré que buscarles otro nombre.

3 de septiembre de 2008

Qué fácil sería mandarlo todo a la mierda. Salir, ahorita, mojarme con la zonza llovizna... irme con la amiga de tus penas... qué fácil sería dejar que me lleve con sus malditos encantos, con sus pálidos placeres, flotar con ella y luego, con el peso de mi propia mugre, hundirme, llegar al fondo, tocarte, enredarme, ahí, contigo y tu miseria, tu tristeza, tu desesperación acalambrada. Ser tú. Qué fácil sería...

30 de abril de 2008

la fuerte

Nací el 4 de mayo de 1986. Soy tauro, soy tigre (en el horóscopo chino) y mi elemento es el fuego. ¿Coincidencia? no sé pero me gusta sentirme fuerte y esta es una buena excusa.

todas las muertes

[la muerte en plural, qué bonito suena] Estaba pensando en lo extraño que me resulta darme cuenta que no todos tenemos las mismas experiencias con la muerte. Que yo, a mis 22 años recién por cumplir (el domingo) llevo a cuestas cuatro muertos importantes (me gusta pensarlos como mis guardianes), mientras que alguna chica unos años mayor me contó que nunca había ido a un velorio de familia, que nunca se le ha muerto algún pariente, ni un amigo, ni nadie querido.
Cuánto significado adquieren este tipo de experiencias o este tipo de no-experiencias en la propia vida. La forma de ver las cosas se torna distinta, no mejor ni peor, simplemente distinta, marcada por esas muertes.
Y sí, de hecho todo esto se me viene a la mente ahora y no el mes pasado: ahora que cumplo 22. Como quien dice, el cumpleaños es una fecha para pensar en la renovación de la vida y, por qué no, en la muerte. Recuerdo cuando estaba por salir del colegio y nos pidieron escribir una frase. Recontra flora, yo escribo "la vida es un camino a la muerte". Las profes se paltean, yo me siento tontamente interesante y filósofa. Ahora leo a uno de nuestros más geniales escritores, Ribeyro:
¡Con qué irresponsabilidad vive la gente! Al mirar por mi ventana, veo a un hombre que cruza la pista con un pan, una muchacha llevando un perrito, un viejo cargando un paquete, un peatón que luego de vacilar elige un itinerario, una pareja de jóvenes abrazados, un piloto al volante de un veloz automóvil. Despreocupados, indiferentes, vacan a sus ocupaciones, sus rutinas, sus errores, sus deleites o sus vicios. ¿Ignoran acaso que no hollan terreno seguro, que vivimos en permanente toque de queda, que a la vuelta de cada esquina los acecha lo invencible? No han meditado seguramente la frase de La Celestina: "La muerte nos sigue y nos rodea y hacia su bandera nos acercamos, según natura." (Prosas Apátridas)

Ayer me quedé viendo los clips de Nubeluz en youtube, me morí de la pena al ver a Mónica Santa María. Esta debe haber sido la primera experiencia de muerte de toda nuestra generación. Yo era muy chica pero igual recuerdo que a partir de ese momento dejé de ver nubeluz como antes, ya no me afanaba tanto. El programa ya no fue lo mismo, o crecí, simplemente. Difícil saberlo. Tan difícil como imaginarme a punto de morir: puedo imaginarme vieja, anciana, pero no puedo imaginar lo que sentiría si me dicen que voy a morir en unas semanas. No es que me de miedo [en realidad creo que me aterra], es solo que no puedo imaginar lo que sentiría. Probablemente tampoco lo he intentado mucho, ¿Para qué intentarlo? finalmente llegaré y lo podré sentir. No son ideas tristes ni malditas ni nada, es solo una reflexión de cumpleaños. Se vive en borrador, dicen. Pero creo que lo más difícil es saber que también se muere en borrador.

17 de diciembre de 2007

¿quién? dos

Siempre es extraño volver a leer lo que escribiste hace meses, hace años. Es como leer un periódico antiguo, como encontrarte con un ex-ex en un bar. Yo, Tiberia Claudia Drusa Nerona Germánica Esto-y-lo-otro-y-lo-de-más-allá, ya no me reconozco en esos textos, ni en esos ex-exes.
Hoy te me presento.

¿quién?

¿quién soy la que escribe hoy?
ayer, solo yo
hoy, cualquier cosa